Se dice que algunas de sus propiedades estimulan el sistema inmunológico y son antiinflamatorias. Hoy en día, la ciencia moderna ha demostrado los numerosos beneficios de estos «superalimentos». El ajo se ha utilizado como medicina tradicional para prevenir y tratar una variedad de enfermedades durante miles de años.
Ha cobrado mucha importancia en la cocina por su delicioso sabor, propiedades medicinales y beneficios para la salud.
La mayoría de sus efectos se deben a los compuestos de azufre (llamados alicina) que se producen cuando se corta, tritura o mastica el ajo. Este grupo protege las plantas de plagas, hongos y bacterias del suelo y controla el olor del ajo.
Se ha demostrado que es eficaz contra patógenos como: Candida albicans, E. coli, Staphylococcus aureus, dermatofitos y hongos de las uñas, además, estudios han demostrado su capacidad para reducir la presión arterial, los triglicéridos y el colesterol;
Sin embargo, esta fruta «se echa a perder» cuando se expone al calor, por lo que si quieres aprovechar sus beneficios, debes comerla cruda.
Además de los efectos anteriores, el ajo también ayuda a eliminar diversas infecciones bacterianas y fúngicas, así como a tratar infecciones causadas por patógenos como levaduras y gusanos.
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