Una tragedia conmocionó a la comunidad médica de Colombia el pasado miércoles, cuando Catalina Gutiérrez Gutiérrez Zuluaga, una joven médica originaria del departamento de Caldas, tomó la drástica decisión de acabar con su vida en las instalaciones de la Universidad Javeriana. En un conmovedor mensaje dejado en una carta, Gutiérrez expresó su gratitud y despedida a sus colegas y compañeros de residencia.
En la carta, la doctora Gutiérrez se despidió de sus compañeros con un mensaje de agradecimiento y aliento. “A todos los residentes, gracias, de cada uno me llevo muchas enseñanzas. Siempre los llevaré en mi corazón. Ustedes sí pueden. Ánimo”, fueron sus palabras. Este emotivo adiós se convirtió en el centro de una discusión más amplia sobre las difíciles condiciones a las que enfrentan los residentes médicos en el país.
La noticia sobre la trágica muerte de Gutiérrez fue confirmada el pasado viernes a través de un comunicado publicado en la red social X por la facultad de Medicina de la Universidad Javeriana. A partir de ese momento, el caso del joven médico generó un aluvión de reacciones, incluyendo denuncias de presuntos abusos y malas condiciones laborales en el entorno de trabajo de los residentes.
Diversos testimonios han salido a la luz, describiendo un ambiente laboral que, según alegan los residentes, está plagado de maltratos y abuso. Entre las quejas, se han señalado extensos turnos laborales, tareas que no corresponden a sus responsabilidades médicas, y comentarios despectivos sobre su apariencia y manera de hablar. Las críticas también apuntan a la falta de respeto por los derechos laborales y las horas de trabajo reglamentarias.
Uno de los testimonios expone la experiencia de los residentes como “nadar en una piscina de dificultades, donde a veces no se puede ni salir a flote”. Estas palabras reflejan la desesperación y el estrés que enfrentan durante su formación, un sentimiento que parece ser compartido por muchos otros en la misma situación.
En respuesta a esta situación, la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR) ha manifestado su preocupación por el trato que reciben los residentes en el país. En un comunicado oficial, la ANIR exigió una investigación exhaustiva sobre las circunstancias que llevaron a la muerte de Catalina Gutiérrez, subrayando que la joven había hecho denuncias previas sobre el maltrato y abuso que padecía.
La Federación Médica Colombiana también se pronunció al respecto, llamando a una revisión y reforma de la estructura de formación médica en Colombia. En su declaración, la Federación hizo un llamado para crear un entorno más humano y ético, que respete la salud mental de los futuros profesionales de la medicina y garantice condiciones de trabajo adecuadas.
La ANIR y otros grupos han solicitado una respuesta adecuada y cambios en las prácticas formativas para evitar futuros incidentes y proteger el bienestar de los residentes. Las voces se alzan para asegurar que las tragedias como la de Catalina Gutiérrez no se repitan y que los futuros médicos reciban el respeto y el apoyo que merecen durante su formación profesional.